Cuando se cierra una puerta se abre una ventana, o algo así
Más me vale encontrar una casa con muchas ventanas
Mi día empezó a las 8 de la mañana porque a las 9:30 tenía una charla en la universidad. El tema me hacía mucha mucha ilusión: oportunidades de empleo y voluntariado en Europa.
Para quien no me conozca (alrededor del 99,9% de mis suscriptores), desde siempre me ha visualizado a mí misma yéndome por mundo adelante en cuanto tuviese la oportunidad. Por eso no dudé ni un segundo cuando tuve la oportunidad de irme de Erasmus. Siempre fue algo que me pidió el cuerpo: conocer mundo, otros idiomas, otras culturas. Mi cabeza nunca concibió el quedarme toda la vida en el mismo entorno. Conozco a muchísima gente sin estas ansias de movimiento, sin este hambre por ver cosas que mis ojos no habían tenido la oportunidad de ver, por salir de mi zona de confort, por mudar de piel durante un período de tiempo. Respeto a las personas que no lo necesitan y, en cierto modo, las entiendo. No siempre es cómodo imaginarte lejos de tu gente, de tu casa, hablando en otro idioma, sin nada a lo que aferrarte. La realidad es que da vértigo. Ese miedo a mí, lejos de frenarme, me impulsa a seguir buscando este movimiento. A sentir esa vulnerabilidad que experimentamos los humanos cuando nos alejan de lo conocido.
La charla fue de lo más inspiradora para mí. Me hablaron de ofertas de voluntariado, proyectos, trabajos y prácticas en distintos países. Mi mente iba a mil por hora mientras escuchaba hablar a dos chicas italianas que contaban sus experiencias (ojalá ser capaz de defenderme en italiano algún día igual de bien que ellas lo hacían en español). Me imaginaba a mí aquí y allá, haciendo esto y lo otro, conociendo a sabe dios quién y hablando quien sabe qué idioma.
Hacia el final de la charla, me llegó un correo: me habían cogido en las prácticas de mis sueños, en la radio. Chicas, no sabéis lo que deseaba esto. Con todas mis ganas. Salí de la universidad eufórica, acababa de recibir un chute de inspiración y mi trabajo durante la carrera había dado sus frutos. Durante toda la mañana tuve esa sensación de éxito, de estar encaminada, de que todas las piezas del puzzle estaban empezando a encajar. Llamé a mis padres, a mis amigas, a mi novio. Lo había manifestado, me lo había trabajado y, finalmente, lo había conseguido.
Volviendo a la realidad, aún tenía que ir a mis actuales prácticas. A la hora de comer le conté las buenas noticias a mi compañera, que se alegró mucho por mí. Mientras hablábamos justamente de eso, recibí una llamada de un número muy largo. En mi cerebro automáticamente se escuchó una alarma. Salí del comedor y nada más descolgar el móvil me llegaron las noticias. Efectivamente, no me podían dar la plaza. Había sido un error. Os podéis imaginar el resto.
Qué poco duraron las buenas noticias. En mi cabeza no dejaba de sonar un “por qué nunca nada puede ir como me gustaría” a la vez de un “mamá, dime qué hago ahora”. Y es que chicas, es muy fuerte cómo tenga la edad que tenga y esté en la situación que esté, la única persona a la que hago caso es a mi madre, y si tengo que llorar en un hombro siempre será mi primera opción. En este caso su hombro me quedaba a varios kilómetros de distancia, pero la llamada quejándome de lo injusto que es todo no me la quitó nadie.
Hasta que, hablando con ella, de repente todo hizo clic: mi vida no se acababa ahí. De hecho, seguía en el mismo punto que hacía cuatro horas, solo que con un bajón bastante importante. Lo que para mí fue el fin del mundo y un fracaso, pues había sido rechazada, también puede que sea el comienzo de algo mucho más grande, más emocionante. Quien sabe, quizás esto me anima a sacarme la carrera antes de lo que tenía previsto; o a hacer alguno de los intercambios de los que me hablaron en la charla, durante un verano que hasta ese momento pensaba que estaría trabajando.
Así que, mis páginas vuelven a estar en blanco. Lo mejor es que ahora ya no me da miedo. Porque eso significa que puedo elegir cómo y con qué llenarlas.
Os mando un abrazo enorme a todas, mucho ánimo con esta semana. Como siempre, nos leemos por aquí.
Bisous,
<3
Como dicen por ahí: Lo bueno se hace esperar 🤞🏻 Todo lo mejor para ti!!!
Las madres nos conocen mejor que nadie. Ha sido un bajon que te rechazasen de esas prácticas pero eso te permite seguir haciendo otras cosas que tambien pueden ayudarte a formarte y ampliar tu curriculum. Lo importante es no quedarse parada por miedo a vivir otras oportunidades. Poco a poco.
Un besito 🩷✨️